Hace tanto que no publico una entrada que ya era tiempo, les dejo este pequeño relato traído desde mi mente.
Otro más para esta calle
- ¿Quien eres?
- No lo se, hace tiempo que estoy aquí.
- ¿Pero cómo que no sabes?
- No lo se, es verdad, pero te contaré como llegué aquí:
Y sus labios empezaron con esa historia:
"Simplemente, al igual que tú, caminaba por esta misma calle, era de madrugada, no se decirte a que hora, pero seguro estoy de que el sol no cubría mi cabeza, la noche inundaba ese ambiente, un tanto tétrico por cierto, mi suerte no podía empeorar, o al menos eso pensaba, por la tarde una ronda de cervezas me hizo perder el teléfono celular, esos amigos mios me convencieron de empeñar aquel teléfono viejo que ella me había regalado y cambiarlo por una ronda más, mi dinero se había terminado en la botana, sin percatarme algún extraño tomó mi chaqueta y me dejó sin protección para la tormenta que esa noche devastaría la ciudad; todo el mundo lo sabe, nunca es bueno combinar el desamor con alcohol, tampoco es bueno mezclar el coraje con alcohol; aquella noche yo cometí esos dos errores... Peor fue cuando mi orgullo me orilló a dejar el bar sin mis amigos, sabría que ellos me acompañarían a casa, pero mi decisión no era esa; así como tampoco era óptimo el nivel de esa sustancia en mi sangre; salí del bar, caminé no se cuantas cuadras hasta percatarme que no era un rumbo conocido, llegué a aquella esquina cuando una gota de lluvia calló sobre mi hombro derecho y al alzar la mirada eran miles de gotas las que me rodeaban, una tras otra empapaban mi cuerpo y nada importó... seguí con las misma lentitud que llevaba mi paso, pisada tras pisada mis huellas se desvanecían por los charcos de la calle, lo único que hice fue sacar un cigarrillo que tenía en la bolsa del pantalón, no preguntes cómo, pero lo encendí, seguí mi camino sin rumbo y al llegar aquí él se puso de frente mío, me miró y me exigió que le diera todo mi dinero -no traigo nada- le dije, pero no era un respuesta válida para él, me dio un golpe en la cara, mi cigarrillo calló al suelo, quise recuperar la mirada al frente y me di cuenta que la chaqueta que llevaba puesta era la misma que en el bar había desaparecido, -Yo te conozco-, me dijo, -pero si eres ese imbécil del bar, ese pobre pendejo que por una cerveza más dejó un celular viejo-, lo reconocí de inmediato, era aquel personaje que había atendido mi mesa, pero antes de terminar de recordar esto último recibí otro golpe, ahora directo al hígado, golpeaba muy bien el desgraciado; no aguanté ese golpe, caí al suelo en tanto el sacaba algo de su espalda, al mirarlo nuevamente vi cómo me tenía apuntado con un arma y al tiempo que vi abrir sus boca para decir algo escuché un estruendo; todo se volvió blanco. Y míralo ahora, ¿quien diría que esta noche su mismo ritual, pero ahora en contra tuya, lo llevaría a la muerte? e irónico, ¿nunca pensó que quien lo mataría hoy sería la misma persona a quién él dejó tirado y sin vida?"
Al escuchar eso volteé a ver el cuerpo inerte y al regresar la mirada ese ente ya no estaba.
Rúlez Neón
Espero que haya sido de su agrado; espero sus comentarios.
